El Santuario del Señor de Luren ubicada en Ica (al sur de Lima), como bien saben, fue severamente dañado y sufrió el desplome de casi el 60% de su infraestructura, debido al terremoto del 2007; al ser el segundo templo, por devoción, más importante de nuestro país y al estar a puertas de una Semana Santa coyunturalmente diferente por esta pandemia terrible que cada día afecta más a nuestra nación, considero importante reflexionar acerca de la importancia que tiene para una sociedad católica un edificio de arquitectura que representa un culto de fe.
¿Porque la sociedad exigió que se construyera el mismo templo y no optó por otra solución?, considero que se debe a dos razones: la primera es por la fe que está representada por el espacio de culto y; la segunda razón, es por la imagen que el edificio representa para la ciudad, es decir, la población siente que perdería esa historia religiosa de fe que cada iqueño tiene en su memoria, alterarla significa no solo cambiar su construcción, sino distorsionar o transformar el espacio donde ellos realizaban sus actos de fe, ese espacio que sería el vació que está definido por los muros , columnas y techos. Richard Kieckhefer sugiere un espacio que vendría hacer como una metáfora de conexión y relación espiritual, que esta enfatizado por tres factores que afectan a este proceso espiritual: el espacio longitudinal enfatiza la procesión y regreso de los actos sacramentales, el espacio de auditorio es sugestivo de la proclamación y la respuesta, y las nuevas formas del espacio comunal diseñado para reunirse depende en una gran medida en una escala minimizada para lograr una atmósfera de intimidad y de participación en la oración. Este espacio de culto que se ofrece dentro de un templo (del latín templum) que también se puede decir edificio sagrado, es un espacio que siempre ha tenido que separar al humano y liberar el límite entre el cuerpo, la mente y el espíritu. La presencia santa ha sido siempre importante y significativa en la construcción de estos espacios, por eso su grandiosidad, material monolítico, elementos naturales (luz y sombra) y una circulación que desarrolla el individuo dentro de él: Se ve mejor en los períodos gótico y barroco donde esa presencia dominante del espacio estaba dada por esa altura importante que permite al hombre experimentar su condición de criatura y de esencial dependencia, a partir de la experiencia todavía anterior de aquello que es “absolutamente inaccesible”, pero del cual a la vez dependo radicalmente.
Y como segundo factor, está el edificio como símbolo de una ciudad, el símbolo es un elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad o ciudad, cuando se decide re-construir la Iglesia, ya se habla de un símbolo. El padre Grover Cáceres, párroco principal del Santuario dijo que se rescató todo lo que se pudo del anterior templo: “Se ha ido sacando medidas y moldes para hacerlo igual, a excepción de que ahora la estructura es de concreto armado. El anterior templo era de ladrillo con mezcla de cemento y carecía de columnas”.
El Templo de Luren tiene forma de cruz y está compuesto por el Ábside, donde se ubica el altar principal y una cúpula. La Nave Central (es el espacio principal donde siempre se ubican los fieles) es cruzada por el Presbítero (es el espacio que cruza la nave central), un bloque que en los extremos lleva por nombre el Evangelio y la Epístola.
El templo anterior que llega a albergar al Señor de Luren, que fue la que todos conocemos, también sucumbió en un incendió en 1918 y fue recién en 1935 que gracias a sus pobladores se inaugura, lo que fue el templo con su plaza y sus arquerías que predecía al templo, era evidente que tenía las mismas características formales y gracias a la torre de la fachada se constituía un hito en la ciudad por su gran altura y por la jerarquía que le otorgaba la plaza abierta frente a ella.
Según Delia Bayona, “sus características arquitectónicas, así como la manera en que incorpora la tradición del culto al Señor de Luren en el contexto de una planta en forma de cruz latina, otorgan a este monumento una importancia particular, que debe conservarse no solamente por sus valores artísticos e históricos intrínsecos sino también como parte de la memoria de la ciudad”. Todos los valores que trascienden su diseño, como las múltiples solicitudes que muchos fieles pidieron al INC o las entidades gubernamentales y las múltiples actividades que realizaron todos los feligreses para que se construyera su Iglesia, constituyen un patrimonio material importante, una muestra de los anhelos y deseos de todo un pueblo por hacer de su templo su memoria.
Nota: Delia Bayova, Patrimonio Arquitectónico PUCP se pronuncia por la conservación de la Iglesia de Luren que se encuentra en peligro, Revista Digital ArchDaily, Junio 19, 2017.